Arte y academia | Muralismo: Crónicas fundamentales de nuestra gran historia - El Sol de México | Noticias, Deportes, Gossip, Columnas

2022-06-25 02:09:33 By : Mr. Chris Liu

  / viernes 24 de junio de 2022

El Muralismo surgió, como resultado, de un conjunto de circunstancias presentes en el México de principios del siglo XX. Por un lado, la preocupación de un grupo de artistas, en incorporar referentes estéticos que se identificaran como propios y no, como mera continuidad del academismo europeo heredado. Y, por el otro, tras la Revolución Mexicana, el país, estaba lejos de alcanzar una estabilidad política y social. Panorama ante el cual, el Gobierno de Álvaro Obregón, configuró un proyecto de reconstrucción nacional; colocando a la Cultura, como uno de sus principales Ejes. Así, mediante la figura de José Vasconcelos, -- Secretario de Educación Pública en 1922--; se impulsó, admirablemente, una Reforma Educativa Nacional, sin precedentes, que incluía una preparación laica, gratuita y obligatoria. Es decir, la Primaria, sería para todos los individuos, al igual y por supuesto la alfabetización, la creación de bibliotecas, y el fomento a la Cultura y las Artes.

En este contexto, se dieron las condiciones idóneas, para consolidar un proyecto de Arte Monumental Vanguardista. Los artistas fueron protagonistas, en la construcción de una identidad nacional, como un presente materializado en los muros de edificios del Gobierno, mercados, escuelas, hospitales y bibliotecas. Asimismo, su participación como Maestros de Enseñanza Artística y los métodos pedagógicos aplicados; fueron vitales, para recuperar las raíces mexicanas y fortalecer la cultura del país. Por tanto, desde los andamios, los muralistas detonaron sus posturas ideológicas, vislumbradas por sus intereses estéticos y culturales, enunciaron la grandiosidad espiritual universal de la cultura de México y la cobijaron con el concepto del mestizaje. Si bien los primeros murales, correspondieron a dichos conceptos, pronto los muralistas determinaron sus propias rutas distantes a las pinturas de caballete. Los artistas se enfrentaron a formatos de grandes dimensiones y que requerían de varios participantes para su realización. En consecuencia, el modo de organización del trabajo, se transformó de individual a colectivo.

Vestidos con sus overoles, los muralistas proclamaron como obreros, ya que el arte era una herramienta de educación y de transformación social. Los bajos salarios que recibían y el clima político internacional y las luchas de los trabajadores y campesinos, imperantes en 1922, los condujeron a organizar el Sindicato de Obreros. Técnicos, pintores, escritores, que fungieron como un escenario de acción política, en el cual permanecieron activas las prácticas y la figura del creador individual, por encima del trabajo conjunto.

De esta manera, el muralismo; es considerado un momento determinante en el panorama cultural, artístico, social, y político de México. Lo que en su contexto original y así continuó, tras su incorporación, a una narrativa de la historia del Arte y la identificación con la concluida con los murales de San Pedro y San Pablo, del Antiguo Colegio de San Ildefonso, realizados por Roberto Montenegro, Jorge Enciso, Gabriel Fernández Ledesma. Eduardo Villaseñor, Doctor Atl, y Xavier Guerrero. Y para Diego Rivera, Jean Charlot, Fernando Leal, Ramón Alva de la Canal, y, Fermín Revueltas, en lo que corresponde a los segundos. Para el Museo de Arte Moderno, la trascendencia de la conmemoración, implicó una profunda investigación y reflexión, a partir de dos premisas, la primera, la historia institucional del Museo, cuya apertura fue en 1954, y 4espondió a las inquietudes de una generación de artistas a quienes el muralismo, no representaba. Ello quedó claro tanto en su arquitectura, sin presencia de ejercicios de integración plástica en el edificio y salas diseñadas para exhibir pintura, escultura y grabado, como en su programación inaugural, la cual, incluyó dos exposiciones que anunciaron un cambio; respecto al modelo expositivo vigente, centrado en la Escuela Mexicana de Pintura. La segunda premisa, trataba acerca del papel actual del MAM, y su postura crítica sobre la modernidad.

Nos colocamos al pie del andamio, para recorrer esta exposición, articulada en tres núcleos temáticos que revisan los aspectos del muralismo como, como una de las vanguardias artísticas más relevantes del Siglo XX en México. Ofrecemos una lectura que permita conocer las contradicciones al diálogo. A veces en tensión, a veces en coincidencia, frente a otras perspectivas artísticas de la época; y alejados del recuento cronológico y, privilegiando además una mirada transversal, a lo contemporáneo del muralismo mexicano a cien años de su nacimiento.

Un centenar de años, no es una cosa menor y, por lo tanto, resulta digno de celebrarse. No obstante, y más allá de efemérides; revisar el muralismo nos conduce a replantearnos preguntas, acerca de cómo la Historia del Arte, ha ahondado en ese periodo. Las apropiaciones que de él surgieron y las imágenes elaboradas, desde muy diversos ámbitos. Estas interrogantes son, en última instancia, un punto de partida para pensar nuestro momento presente. El Mural Efímero, la obra de Cuevas, que paralizó la Ciudad de México, y desafió a Siqueiros, por ejemplo. Puesto, que a José Luis Cuevas, le tomó ---investiguémoslo---, sólo una semana, para ver terminada una de sus obras más famosas y polémicas. Repetimos: “El Mural Efímero”: Mismo qué, durante un mes, en 1967, se convirtió en una de las atracciones más sorprendentes de la Zona Rosa, en la Ciudad de México. Decenas de personas, sobre todo jóvenes ---según lo muestran los videos de la época---, llegaron a la esquina de Génova y Londres, para ver la obra del artista de 33 años. Luego entonces, consultemos nuestra Historia. Visitemos y apreciemos nuestros murales de ayer, hoy y siempre,

En síntesis; el muralismo mexicano, fue un movimiento exitoso y de especial relevancia en nuestro país y en el mundo, el cual nació gracias a la alianza entre la clase política que gobernó el México Revolucionario y funcionarios culturales que diseña la política pública oficial a la par de diversas generaciones de artistas como Juan O. Gorman, Carlos Mérida, Rufino Tamayo, Francisco Eppens, entre muchos otros. En el ciclo de conferencias, se podrán escuchar las disertaciones de Laura González Matute, Guillermo Guadarrama, Nadia Ugalde, Ana Rodríguez, Leticia Torres, Eduardo Espinosa, y Alberto Argüello, que reflexionaron acerca de los estudios que se han realizado del tema y aportaciones específicas. También habrá investigadores invitados, como: Adriana Sandoval y Adriana Ugalde, quienes abordarán la temática: “Sueño de una Noche Dominical, en la Alameda Central”, que se exhibe en el Mural Diego Rivera. Espacio, que se construyó exprofeso, para determinar que, igualmente, se integrará conferencia en este Ciclo, con fecha, 26 de septiembre, a las 17 horas. Comentario final, con el que nos despedimos, con un Beso.

El Muralismo surgió, como resultado, de un conjunto de circunstancias presentes en el México de principios del siglo XX. Por un lado, la preocupación de un grupo de artistas, en incorporar referentes estéticos que se identificaran como propios y no, como mera continuidad del academismo europeo heredado. Y, por el otro, tras la Revolución Mexicana, el país, estaba lejos de alcanzar una estabilidad política y social. Panorama ante el cual, el Gobierno de Álvaro Obregón, configuró un proyecto de reconstrucción nacional; colocando a la Cultura, como uno de sus principales Ejes. Así, mediante la figura de José Vasconcelos, -- Secretario de Educación Pública en 1922--; se impulsó, admirablemente, una Reforma Educativa Nacional, sin precedentes, que incluía una preparación laica, gratuita y obligatoria. Es decir, la Primaria, sería para todos los individuos, al igual y por supuesto la alfabetización, la creación de bibliotecas, y el fomento a la Cultura y las Artes.

En este contexto, se dieron las condiciones idóneas, para consolidar un proyecto de Arte Monumental Vanguardista. Los artistas fueron protagonistas, en la construcción de una identidad nacional, como un presente materializado en los muros de edificios del Gobierno, mercados, escuelas, hospitales y bibliotecas. Asimismo, su participación como Maestros de Enseñanza Artística y los métodos pedagógicos aplicados; fueron vitales, para recuperar las raíces mexicanas y fortalecer la cultura del país. Por tanto, desde los andamios, los muralistas detonaron sus posturas ideológicas, vislumbradas por sus intereses estéticos y culturales, enunciaron la grandiosidad espiritual universal de la cultura de México y la cobijaron con el concepto del mestizaje. Si bien los primeros murales, correspondieron a dichos conceptos, pronto los muralistas determinaron sus propias rutas distantes a las pinturas de caballete. Los artistas se enfrentaron a formatos de grandes dimensiones y que requerían de varios participantes para su realización. En consecuencia, el modo de organización del trabajo, se transformó de individual a colectivo.

Vestidos con sus overoles, los muralistas proclamaron como obreros, ya que el arte era una herramienta de educación y de transformación social. Los bajos salarios que recibían y el clima político internacional y las luchas de los trabajadores y campesinos, imperantes en 1922, los condujeron a organizar el Sindicato de Obreros. Técnicos, pintores, escritores, que fungieron como un escenario de acción política, en el cual permanecieron activas las prácticas y la figura del creador individual, por encima del trabajo conjunto.

De esta manera, el muralismo; es considerado un momento determinante en el panorama cultural, artístico, social, y político de México. Lo que en su contexto original y así continuó, tras su incorporación, a una narrativa de la historia del Arte y la identificación con la concluida con los murales de San Pedro y San Pablo, del Antiguo Colegio de San Ildefonso, realizados por Roberto Montenegro, Jorge Enciso, Gabriel Fernández Ledesma. Eduardo Villaseñor, Doctor Atl, y Xavier Guerrero. Y para Diego Rivera, Jean Charlot, Fernando Leal, Ramón Alva de la Canal, y, Fermín Revueltas, en lo que corresponde a los segundos. Para el Museo de Arte Moderno, la trascendencia de la conmemoración, implicó una profunda investigación y reflexión, a partir de dos premisas, la primera, la historia institucional del Museo, cuya apertura fue en 1954, y 4espondió a las inquietudes de una generación de artistas a quienes el muralismo, no representaba. Ello quedó claro tanto en su arquitectura, sin presencia de ejercicios de integración plástica en el edificio y salas diseñadas para exhibir pintura, escultura y grabado, como en su programación inaugural, la cual, incluyó dos exposiciones que anunciaron un cambio; respecto al modelo expositivo vigente, centrado en la Escuela Mexicana de Pintura. La segunda premisa, trataba acerca del papel actual del MAM, y su postura crítica sobre la modernidad.

Nos colocamos al pie del andamio, para recorrer esta exposición, articulada en tres núcleos temáticos que revisan los aspectos del muralismo como, como una de las vanguardias artísticas más relevantes del Siglo XX en México. Ofrecemos una lectura que permita conocer las contradicciones al diálogo. A veces en tensión, a veces en coincidencia, frente a otras perspectivas artísticas de la época; y alejados del recuento cronológico y, privilegiando además una mirada transversal, a lo contemporáneo del muralismo mexicano a cien años de su nacimiento.

Un centenar de años, no es una cosa menor y, por lo tanto, resulta digno de celebrarse. No obstante, y más allá de efemérides; revisar el muralismo nos conduce a replantearnos preguntas, acerca de cómo la Historia del Arte, ha ahondado en ese periodo. Las apropiaciones que de él surgieron y las imágenes elaboradas, desde muy diversos ámbitos. Estas interrogantes son, en última instancia, un punto de partida para pensar nuestro momento presente. El Mural Efímero, la obra de Cuevas, que paralizó la Ciudad de México, y desafió a Siqueiros, por ejemplo. Puesto, que a José Luis Cuevas, le tomó ---investiguémoslo---, sólo una semana, para ver terminada una de sus obras más famosas y polémicas. Repetimos: “El Mural Efímero”: Mismo qué, durante un mes, en 1967, se convirtió en una de las atracciones más sorprendentes de la Zona Rosa, en la Ciudad de México. Decenas de personas, sobre todo jóvenes ---según lo muestran los videos de la época---, llegaron a la esquina de Génova y Londres, para ver la obra del artista de 33 años. Luego entonces, consultemos nuestra Historia. Visitemos y apreciemos nuestros murales de ayer, hoy y siempre,

En síntesis; el muralismo mexicano, fue un movimiento exitoso y de especial relevancia en nuestro país y en el mundo, el cual nació gracias a la alianza entre la clase política que gobernó el México Revolucionario y funcionarios culturales que diseña la política pública oficial a la par de diversas generaciones de artistas como Juan O. Gorman, Carlos Mérida, Rufino Tamayo, Francisco Eppens, entre muchos otros. En el ciclo de conferencias, se podrán escuchar las disertaciones de Laura González Matute, Guillermo Guadarrama, Nadia Ugalde, Ana Rodríguez, Leticia Torres, Eduardo Espinosa, y Alberto Argüello, que reflexionaron acerca de los estudios que se han realizado del tema y aportaciones específicas. También habrá investigadores invitados, como: Adriana Sandoval y Adriana Ugalde, quienes abordarán la temática: “Sueño de una Noche Dominical, en la Alameda Central”, que se exhibe en el Mural Diego Rivera. Espacio, que se construyó exprofeso, para determinar que, igualmente, se integrará conferencia en este Ciclo, con fecha, 26 de septiembre, a las 17 horas. Comentario final, con el que nos despedimos, con un Beso.