El próximo 1 de noviembre se cumplirán 266 años del terremoto que arrasó Lisboa en 1755. Desde ese día, la iglesia del Colegio de la Compañía de Monforte ha conservado diversas huellas del gran terremoto, que afectó también al territorio gallego. En los últimos días se repararon los principales daños que dejó el terremoto en el edificio. En la bóveda del presbiterio del templo -sobre el monumental retablo mayor barroco de Francisco de Moure- había varias piedras inestables que amenazaban con caer algún día, así como algunas grietas abiertas en los muros. Estos problemas se han subsanado en una intervención que forma parte de las obras de rehabilitación que el Ministerio de Cultura está llevando a cabo actualmente en la iglesia.

La operación requirió una complejidad técnica significativa. Primero, se erigió un andamio frente al retablo que fue utilizado por los técnicos para examinar de cerca el daño que se planeaba reparar. Este andamio fue posteriormente retirado para montar en su lugar uno más robusto y de mayor tamaño, que es el que se utiliza en las obras. Según Javier Agudo, presidente de la fundación Colegio Nuestra Señora de la Antigua -responsable de la edificación-, para reposicionar y asentar las piedras sueltas de la bóveda se utilizaron pesados ​​gatos hidráulicos manuales. "Para poder utilizar estas herramientas, se tuvo que instalar un andamio particularmente fuerte", dice.

La intervención también incluyó el rejuntado de las fisuras abiertas por el terremoto, que se habían ido erosionando con el paso del tiempo. "Puede que todavía quede un pequeño retoque pendiente, pero el trabajo se puede considerar terminado", dice Agudo.

Sin embargo, una vez que se haya corregido el daño a la bóveda superior, aún queda trabajo por hacer dentro de la iglesia. Javier Agudo indica que ahora será necesario reponer unos escudos de madera ubicados en la parte superior del retablo mayor que tuvieron que ser retirados para reposicionar las piedras inestables y reparar las grietas.

Otro trabajo que también está pendiente es la limpieza del retablo mayor para quitar la arenilla y el polvo que pueda haber caído sobre él durante las obras a pesar de que estaba revestido con lonas protectoras. Para ello será necesario desmontar el andamio y levantar uno más ligero en su lugar, que se ubicará más cerca del retablo. “Lo que se está haciendo en la iglesia es obra de romanos, pero lo que importa es que todo va según lo planeado”, dice Javier Agudo.

Las obras de rehabilitación llevadas a cabo por la Concejalía de Cultura en el Colegio de la Compañía continuarán ahora con la reparación de la parte de la cubierta ubicada en la bóveda de la iglesia, donde el agua se filtra hacia el interior. Para ello, ya se está instalando un andamio en el exterior del edificio. En esta parte de la actuación, está previsto sellar algunas ventanas rotas de la cúpula y renovar las tejas de esa zona, que se encuentran muy deterioradas.

En realidad, todo el techo de la iglesia y el resto del edificio de la escuela están en malas condiciones, según Javier Agudo. "La última vez que se reemplazaron las tejas, hace algunas décadas, se utilizó un material que resultó ser de mala calidad", dice. “Con el paso de los años, debido al clima, las baldosas se terminaron exfoliando, es decir, perdieron capas de material hasta que se abrieron agujeros”, agrega. Los responsables de la escuela consideran necesario reponer todo el techo, pero de momento no tienen fondos para financiar esta intervención, que será notablemente cara.

El proyecto de rehabilitación que se está llevando a cabo actualmente en el Colegio de la Compañía también incluye la reconstrucción de un pasadizo, tradicionalmente llamado "túnel", que conecta las dos alas del edificio y pasa por detrás de la iglesia. Este espacio no ha sido objeto de ninguna reparación desde el siglo XIX y lleva mucho tiempo en muy mal estado. Por el momento, las obras en esta parte del edificio aún no han comenzado.

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